
Tecnología en el aula: la clave está en lo básico
Como docente universitaria, he tenido la oportunidad de observar de cerca cómo la falta de habilidades en tecnologías básicas puede afectar el uso crítico y responsable de herramientas tecnológicas más complejas, las cuales nos rodean en la actualidad. Recuerdo una clase en particular, cuando una estudiante me confesó que no utilizaba tecnologías. Al conversar sobre su rutina diaria, logramos identificar cuáles eran realmente tecnologías presentes en su día a día. Esto me lleva a plantear que desconocer qué es tecnología y qué no, sin duda, limita el avance adecuado en su uso.
Ese día, en vez de lanzarnos directamente al estudio de herramientas sofisticadas, decidí dar un paso atrás. Dedique tiempo en clase a compartir los aspectos esenciales de un programa de presentación y un procesador de texto. Solo cuando estas bases estuvieron firmes, comenzamos a explorar el uso de tecnologías más avanzadas.
Esta experiencia me condujo a una reflexión fundamental: la necesidad de fortalecer las competencias digitales básicas, sobre todo en una época en la que todo gira en torno a la inteligencia artificial. Con frecuencia, nos dejamos llevar por la prisa de implementar lo último en tecnología, sin asegurarnos de que todos los estudiantes cuenten con una base sólida en herramientas tradicionales que se han usado durante años. Cuando no se comprenden estos conceptos básicos, el aprendizaje se convierte en un laberinto confuso y frustrante.
Como señala Davis (1989) en su Teoría de la Aceptación de Tecnología (TAM), “la percepción de utilidad y la facilidad de uso son determinantes cruciales para la aceptación de nuevas tecnologías” (Davis, 1989). Si nuestros estudiantes no se sienten cómodos con las herramientas básicas, les resultará difícil aprovechar al máximo las tecnologías más avanzadas. Es como construir una casa sin cimientos; eventualmente, se derrumbará.
Además, es fundamental que, como docentes, reconozcamos la importancia de la tecnología informacional en todas las disciplinas. Debemos reforzar el uso de programas básicos que nuestros estudiantes utilizarán para su gestión profesional, independientemente del área en la que se desarrollen. No se trata solo de aprender a usar herramientas nuevas, sino de forjar una base sólida en tecnologías que les permita adaptarse y prosperar en un entorno en constante cambio. La clave está en acompañarlos en este recorrido, guiándolos desde lo básico hacia lo avanzado. Este simple ejercicio facilitará que la adaptación al uso de nuevas herramientas tecnológicas sea más simple, crítica y responsable.
Referencias
Este artículo fue generado con asistencia de Perplexity.